Usuarios del sistema de Salud Pública y miembros de asociaciones de pacientes han venido denunciando la crisis de medicamentos que se ha incrementado en los últimos 15 años en Panamá. Hacen conexiones entre la escasez en los hospitales estatales y el alto costo en las farmacias privadas y sugieren que la distribución de medicinas en el país se ha convertido en una mafia que es controlada por no más de cinco empresas.
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