Miles de obras robadas, expoliadas o saqueadas pasan a formar parte del mercado negro del arte, un negocio que mueve mundialmente cada año entre 6.000 y 8.000 millones de dólares. Y, desgraciadamente, América Latina es una de las regiones que más sufre la pérdida de su patrimonio cultural que pasa a exhibirse en museos de todo el mundo.