El cómo y el porqué de muchos de los acontecimientos amargos que ocurren en el mundo, así como prever ciertas medidas para reducir las penas y los sufrimientos que de ellos se derivan, no están siempre bajo nuestro control ni nuestra voluntad. Un volcán que entra en erupción repentinamente después de cientos de años de silencio, un terremoto que sacude todas las casas de la ciudad en una noche nevada, una inundación que desborda la presa del río tras las lluvias monzónicas y hunde decenas de aldeas, una enfermedad infecciosa desconocida que ha infectado a millones de personas en cuestión de semanas matando a miles de personas, y así sucesivamente... todos ellos son ejemplos que ponen de relieve que siempre se ciernen sobre nosotros ciertas amenazas y ciertos peligros para los que no estamos completamente preparados para hacerles frente.
¿Qué podemos hacer respecto a estos eventos que no podemos prevenir y ante los que nuestras medidas de precaución tampoco pueden reducir sus efectos?