En cualquier sistema humano desarrollado, los miembros de la sociedad no son indiferentes uno a otro y se sienten responsables recíprocamente. Una de las manifestaciones más obvias de este sentido de responsabilidad es cuidar a los enfermos, discapacitados y ancianos, y ayudarlos a satisfacer sus necesidades físicas y mentales.
Nadie puede negar que el tratamiento adecuado, y basado en principios, de un paciente, un comportamiento bondadoso mediante lo cual se escucha con paciencia a los dolorosos gemidos de la persona que está enferma, creándole esperanza y elevándole su moral, tendrá un efecto muy tremendo en su recuperación de la enfermedad.
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