Una de las características por las que pueden surgir disensiones entre los Estados es el enfoque de sus gobiernos para dirigir el país y las personas de una sociedad. Con esta clasificación, se puede estudiar los gobiernos religiosos y seculares en base a su punto de vista. El secularismo se basa en un conjunto de principios teóricos que se derivan, en gran medida, de la marginación de la religión y la convierten en un asunto personal. En el secularismo, la religión se reduce a un sentido de placer y ocio. En los gobiernos que tienen un enfoque secularista es muy normal que el hombre y sus tendencias sean los que determinen la situación de las relaciones gubernamentales. Pero en la escuela de los Estados divinos y religiosos, es Dios, quien es la fuente de legitimidad, por lo que el Estado religioso puede verse como la yuxtaposición de los Estados basados en el secularismo. En los Estados religiosos, el gobierno y sus diversas instituciones están comprometidos con las enseñanzas y