El 16 de septiembre de 1982, tuvo lugar el genocidio de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila a manos de las fuerzas israelíes, en Beirut, capital de El Líbano. El ejército israelí asesinó sistemáticamente, del 16 al 18 de septiembre, a entre 3500 y 5000 residentes de los campos de Sabra y Chatila. Tres días después de aquella matanza, el mundo supo de aquel horror cuando acudieron al lugar equipos de la Cruz Roja y de Defensa Civil, que dieron a conocer sus desgarradores testimonios de lo ocurrido.
Esta masacre estuvo comandada directamente por el exjefe del ejército israelí el general Amos Yaron y por unos cómplices que optaron por el mutismo mediático, pese a que alegan ser defensores de derechos humanos; Estados Unidos y el Occidente se mantuvieron callados ante este crimen.
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