El 7 de julio de 2021, el presidente legítimo de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado en su domicilio particular. El crimen fue cometido por mercenarios colombianos entrenados en EE.UU. Desde que asumiera la Presidencia del país en febrero de 2017, Moïse tuvo que hacer frente al rechazo de la oposición, que se negó a reconocer su victoria, y a la oligarquía unida a EE.UU.
Moïse, un joven que había logrado alzarse con el triunfo en los comicios en su primera aparición en escena, irrumpió en la arena política del país de la mano de Michel Martelly, quien lo designó, en 2015, candidato a la Presidencia por el Partido Haitiano TetKale, la formación que él mismo había fundado.
El magnicidio del mandatario haitiano agudizó el caos y la inestabilidad que imperaban en Haití, un país que estaba intentando lidiar con las pandillas, la violencia, la pobreza y las rivalidades políticas.
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