El 4 de diciembre de 1992, EE.UU., bajo el mandato de George Bush (padre), envió 25 000 soldados a Somalia, so pretexto de paliar las condiciones infrahumanas en las que vivía la población civil como consecuencia de la guerra civil y la sequía que azotaba la región desde hacía varios años. La intervención militar fue bautizada: Restaurar la Esperanza. Sin embargo, nada salió como se esperaba. En mayo de 1993 el liderazgo de la intervención pasó a manos de la Misión de la ONU (ONUSOM), que se acabó retirando en marzo de 1995 sin conseguir ni el restablecimiento de una autoridad nacional, ni la consecución de la paz.
En 1994 el presidente norteamericano, Bill Clinton, entonces recientemente nombrado, ordenó la retirada de las tropas estadounidenses de Somalia.
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