El 2 de octubre de 2018, el régimen saudí llevó a cabo uno de los actos de terrorismo más notorios del mundo moderno. Ese día, Jamal  Khashoggi, un periodista detractor de las políticas de Bin Salman, fue asfixiado y luego descuartizado cuando entró en el consulado saudí en la ciudad turca de Estambul para recoger unos documentos. En un principio, las autoridades saudíes eludieron este hecho al negarse a dar a conocer el paradero de Jamal, pero cuando la comunidad internacional insistió en obtener respuestas, alegaron que Jamal fue víctima de un “asesino solitario”. En noviembre de 2018, un informe del diario estadounidense The Washington Post reveló que las investigaciones llevadas a cabo por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. sobre el asesinato de Khashoggi arrojaban que la orden de asesinar al columnista de dicho periódico había sido dada por el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman. kmd/hnb