El 23 de marzo de 1982, tuvo lugar un golpe de Estado en Guatemala. El presidente Fernando Romero Lucas-García fue depuesto por los militares del país, entre los que se encontraba el general Efraín Ríos Montt. Tras la caída de Romero Lucas-García, los oficiales llamaron a Ríos para que se pusiera al frente de la Junta Militar. Aunque inicialmente aceptó gobernar bajo la estructura de un triunvirato, pronto eliminó la Junta para autoproclamarse presidente de la República y comandante general del Ejército. Asumió entonces todos los poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- y gobernó represivamente por un año, siendo derrocado en agosto de 1983.
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