El 10 de noviembre de 2019, el presidente boliviano, Evo Morales, anunció su renuncia para frenar la ola de violencia que azotaba el país desde octubre de ese mismo año. Tras el triunfo de Morales en las presidenciales de octubre, con el 47 por ciento de los votos válidos, algunos grupos liderados por la oposición arrastraron al país a un caos a través de los medios de comunicación y manifestaciones callejeras, alegando que la enmienda constitucional que condujo a la reelección del mandatario era ilegal y, por tanto, la elección fraudulenta. La violencia y los saqueos que se registraron en los principales estados se extendieron por todo el país, y ni las fuerzas del orden, ni el Ejército pudieron controlar el desorden generalizado. Ante tal situación, Morales, para pacificar el país, renunció a su cargo, sin embargo, se desató una cacería contra los miembros de partidos del presidente y las autoridades. Morales calificó los hechos que dieron lugar a su renuncia de golpe de Estado. L