Las relaciones de poder entre hombres y mujeres requieren más justicia. Y en el conflicto colombiano es claro el abismo que perdura en la sociedad en este sentido, donde las mujeres llevan una de las peores partes, convirtiéndose en botines de guerra, motivo de chantajes, víctimas de violaciones sexuales, y sin posibilidad para cumplir sus sueños o desarrollar proyectos propios.