De abril a julio de 1994 en Ruanda (África), miembros de la etnia tutsi fueron víctimas de asesinatos de forma planificada, sistemática y metódica, a manos de sectores radicales de la etnia hutu, que para ese entonces gobernaba de manera hegemónica. 100 días duró la ola de asesinatos que acabó con casi el 11 % de la población del país. Estimaciones hablan de unas 800 mil víctimas mortales. Pero ¿Qué tuvo que ver Francia en este crimen? y ¿Para qué el presidente Emmanuel Macron quiere aclarar el papel de su país en dicho genocidio?
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