De representar un 2,3 % de la economía mundial en 1980, China pasó a ser un 17,4 % en 2019. Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el gigante asiático superará a EE.UU. en 2028. De hecho, ya lo hizo con la Zona Euro, posicionándose como la segunda potencia económica.
En las últimas tres décadas, mientras era considerada como la “fábrica del mundo”, como dicen expertos económicos, con un rol periférico y funcional a la globalización liderada por la nación norteamericana, las fricciones entre ambos países no eran noticia en caliente, constantemente.
Pero China, inició un cambio en su modelo de crecimiento económico y empezó a pasar de ser esa “fabrica” a una superpotencia tecnológica.
Un ascenso vertiginoso, que podría explicar el por qué Pekín esté en la mira de Washington.
Durante los treinta primeros años de la República Popular de China, se formó una economía socialista planificada, se colectivizó la propiedad agraria y se consiguió una rápida industrializaci