En el nombre de Dios, todopoderoso. Bienvenidos a otro episodio de nuestra serie semanal titulada “Camino hacia la luz”, que es un esfuerzo para que usted y nosotros nos familiaricemos con una explicación fácil y fluida de la Escritura final de Dios a toda la humanidad, el Sagrado Corán, que fue revelado a el último y más grande de todos los mensajeros, el profeta Muhammad (saludos sean para él y todos sus descendientes). Comenzamos el programa escuchando las aleyas 24 y 25 de la sura Al-Ahqaf:
فَلَمَّا رَأَوْهُ عَارِضًا مُسْتَقْبِلَ أَوْدِيَتِهِمْ قَالُوا هَذَا عَارِضٌ مُمْطِرُنَا بَلْ هُوَ مَا اسْتَعْجَلْتُمْ بِهِ رِيحٌ فِيهَا عَذَابٌ أَلِيمٌ
Cuando lo vieron como una nube que se dirigía a sus valles, dijeron: Es una nube que nos trae la lluvia. ¡No! Es más bien aquello cuya venida reclamabais, un viento que encierra un castigo doloroso, (24:46)
تُدَمِّرُ كُلَّ شَيْءٍ بِأَمْرِ رَبِّهَا فَأَصْبَحُوا لَا يُرَى إِلَّا مَسَاكِنُهُمْ كَذَلِكَ نَجْزِي الْقَوْمَ الْمُجْرِمِينَ
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