Mari Cruz es una enamorada de las antigüedades, pasión que adquirió hace ya tiempo cuando vivía en Francia. Y es que nuestra trasteadora asegura que en el país vecino tienen un gusto especial por las antigüedades y por ello las preservan e incluyen en su día a día. Cuando Mari Cruz regresó a Extremadura no permitió que nadie de su entorno se deshiciera de nada antiguo y comenzó a contagiar a los demás su amor por convertir los trastos más diversos en tesoros.
La única pena que tiene Paco es no tener más sitio dónde guardar sus trastos. Y es que a este pacense le encantan sus cosas, si por él fuera tendría toda la casa llena. Nuestro anfitrión es asiduo a mercadillos de antigüedades tanto extremeños como portugueses, aunque confiesa que los "trastos" que más le gustan son los que tienen que ver con el campo y con la vida cotidiana. Paco lo tiene todo muy bien colocado, pero Mati le pondrá alguna pega.