El 12 de noviembre de 1976, alrededor de las dos menos cuarto de la madrugada, un grupo de soldados que se encontraban de guardia en la base pacense, perciben extraños sonidos y luces a escasos metros. Junto al perro, deciden explorar la zona. Lo que vieron se convirtió en un caso recientemente desclasificado por el Ministerio de Defensa y les marcaría de por vida