Mayo de 1945. En la localidad pacense de la Codosera, se producen dos apariciones marianas paralelas y sin ninguna conexión aparente: a una niña de 10 años, Marcelina, y a una joven de 17, Afra. Mientras en el primer caso el encuentro (que volvería a repetirse en varias ocasiones) no dejó secuelas físicas, en el caso de la adolescente aparecerían llagas que le traspasarían manos y pies.