Su ubicación, su estructura, sus pinturas... Prácticamente todos los elementos de la conocida como ermita del Salvador, la convierten en un lugar único. A unos 12 kilómetros de la capital cacereña, utilizada como abrevadero de ganado y en estado de ruina, nos encontramos con esta edificación que se presume comenzó a construirse el siglo XIV por la iniciativa privada de Diego García de Ulloa.