Para averiguarlo un grupo de investigadores mandó un correo electrónico a 23 mil equipos de fútbol amateur de toda Europa solicitando participar en uno de sus entrenamientos. El correo era el mismo en todos los casos, lo único que variaba era el nombre del remitente, en unas ocasiones se firmaba con un nombre común de cada país, en otras con un nombre claramente extranjero, ¿se imaginan a quienes respondieron más?  El mundo del deporte puede ser un espacio muy útil para la investigación social. Nos cuenta todos los detalles del trabajo su autor principal Carlos Gómez, investigador en la Universidad de Zúrich. Puedes ver su artículo de Nature aquí.