Hablamos de GW190521, una de las detecciones de ondas gravitacionales más interesantes de los últimos meses. La explicación más extendida de este fenómeno apunta a que su origen pudo estar en la colisión de dos agujeros negros de unos tamaños (66 y 85 masas solares) que no cuadran muy bien con lo que sabemos de estos objetos. Sin embargo, podemos buscar otras causas en una física un poco más exótica pero que también describe las observaciones y, además, abre un camino para tratar de desvelar de qué está hecha la materia oscura. Nos lo cuenta José Antonio Font catedrático de la UV e investigador en Virgo.