La Virgen de la Asunción de la Catedral de Plasencia es una de las tallas más desconocidas de la región. Es una imagen que llegó a la capital del Valle del Jerte en 1593 y que es visible solo durante nueve días al año gracias a un complejo sistema de poleas. Lo que diferencia a esta imagen de otras es que la representación de vírgenes yacentes es algo infrecuente en la iconografía cristiana.