Fernando, “El Angorris”, como le conoce todo el mundo, es un maestro de la vieja escuela, por eso, no olvida cómo araba antiguamente su padre con la ayuda solo de una mula. Por eso, ha decidido enseñar a Raquel a arar a la antigua usanza, pero Rosalía no va a poner las cosas sencillas. ¿Conseguirán hacer un surco recto? El destino es caprichoso y si no, que se lo digan a Fran, su sobrino, que tiene echar una mano para que el hortelano no se enfade cuando vea su huerto.