Belén le explica a Sara la necesidad de hacer la próxima tarea, porque dos de sus toros se pegaron (para luchar por una de las hembras) y es necesario separarlos, ya que se hicieron mucho daño entre ellos y ahora no es momento de criar por las consecuencias que les pueden ocasionar las condiciones climatológicas de la zona en la que viven. Sara no se imagina que tiene que entrar en el recinto donde está el toro, hasta que, cuando ve a Belén abrir la puerta, se expresa asustada que no quiere entrar. Pero Belén, como buena maestra del campo, tranquiliza a Sara y consigue que entre. Entre risas nerviosas, ganas de zafarse de la tarea y el miedo a los grandes animales, Sara, por fin, consigue el objetivo marcado y Belén le da por superada la prueba, para estar a un paso más cerca de ser la próxima Maestra del Campo.