Este extremeño es entrenador y ganadero, pero su pasión por los caballos le ha llevado a alcanzar una de las máximas categorías del sector: Juez Internacional de Morfología. Se llama Ignacio Bravo y también es un referente en la cría del caballo, especialmente para la doma clásica. Una tarea, esta última, que realiza con ayuda de Julia y Eva.