El confinamiento ha supuesto dar muchos pasos atrás en el desarrollo cognitivo de las personas con discapacidad. Los niños y niñas con trastornos del espectro autista (TEA) han visto alteradas sus rutinas y sus relaciones sociales debido al aislamiento. Viendo la necesidad de apoyo que precisaban sus hijos, muchas familias han iniciado terapias en centros especializados como Divertea.