Su marido murió en marzo por el coronavirus y Juliana no pudo asistir al entierro porque estaba en cuarentena en su casa de Jaraicejo. Además, sus hijos no pudieros venir desde Leganés, en Madrid y Numancia de la Sagra, en Toledo. Hoy, aún le quedan secuelas por la covid y hemos querido contar su historia junto a sus hijos, para recordar a la gente que hemos perdido este año y homenajear a los que siguen aquí con el dolor de la pérdida.