Nadie que haya pasado por Los Santos ha quedado indiferente. Un auténtico capricho ya desde su nombre "El Capricho de Cotrina" y de su autor, el fallecido albañil y marmolista, Francisco González Gragera, que creó este singular monumento a la imaginación con un objetivo tan sencillo como "hacer una casa que no tuviera nadie". Así nos lo cuenta una de sus hijas, Pilar González, que mantiene vivo junto a sus hermanos el sueño de su padre. "Es una casa de cuento. A mi padre no le gustaban las líneas rectas y plasmaba sus ideas aplicando incluso técnicas que no se habían utilizado nunca". Nos sumergimos en el sueño arquitectónico de Francisco González Gragera.