Hizo lo que muchos apenas hemos pensado. Cansada de retrasos diarios de hasta más de 30 minutos en su tren en Valencia y de pasar por todas las instancias preceptivas de reclamación sin obtener respuesta, Amparo Sena, decidió emprender una medida más sonora: metió una cacerola en su bolso y cada día, tras constatar un nuevo retraso, se ponía a golpearla haciendo ruido para llamar la atención. Y lo logró, tras 10 meses de "meter ruido", el tren empezó a llegar a su hora. Sin embargo, también le valió una amonestación de la policía y una denuncia por no identificarse a tiempo en base a la denominada "Ley Mordaza" de la que hablamos también con el decano del Colegio de Abogados de Cáceres, Juan José Flores y nuestro asesor y profesor de derecho constitucional, Juan Antonio Doncel.