La permacultura, ese sistema de diseño agrícola, económico, y social basado en los patrones del ecosistema natural, no tiene cabida en la actual PAC. Se debe a que la permacultura apuesta por una agricultura más vertical, sin arar suelos y unas prácticas respetuosas con más policultivos y la participación de animales. Unos criterios que no recoge las actuaciones de Bruselas. Además detecta el deterioro de nuestras dehesas, ya que el abandono de tareas y especies aumentan el daño que causa la enfermedad de la Seca.