Dar caza al astuto corzo no es nada fácil. El oído y el olfato son sus sentidos más desarrollados, pero tampoco anda mal de la vista. En cualquier rececho es fundamental ver de dónde viene el aire y llevarlo de cara, es preferible dar un buen rodeo para coger bien el aire que arriesgarse a entrar a un animal echándole aire. Es importante llevar una ropa lo más mimetizada posible, de manera que, en cuanto te pares, pases desapercibido y, también, mover las manos lentamente al levantar los prismáticos o encarar el arma. Hay que andar muy despacio y pararse continuamente para mirar muy bien con los prismáticos, ya que se camuflan perfectamente y, si nos metemos encima de ellos y nos descubren, nos ladrarán y ya no habrá nada que hacer.