La liebre ibérica es una de las especies de caza menor más salvajes y atractivas para el cazador naturalista. Sensible a los cambios en su entorno como ninguna otra, su poca adaptabilidad la ha convertido en la que menos ha evolucionado en el último siglo; y mientras conejos, perdices o palomas llegan a convivir con cierta facilidad con el hombre, la liebre se mantiene alejada y alerta, confiando en su mimetismo y su velocidad. Junto a la perdiz roja y el conejo es una de las especies reinas de la caza menor.