La Iglesia católica atraviesa por una situación de crisis que no se había visto en los últimos 400 años. Las causas de esta crisis son estructurales y se relacionan en buena medida con la actitud ambivalente de la Iglesia frente a la modernidad. El declive de la otrora más poderosa institución de Occidente se debe a su actitud frente a determinados asuntos que aleja a la institución de la realidad social. Si bien una parte de los católicos sigue fiel a las orientaciones de las jerarquías eclesiales, es creciente el número de católicos nominales, es decir, católicos pasivos y no practicantes, que no orientan sus vidas según las pautas que indica la Iglesia oficial. Esto es especialmente notorio en los asuntos relacionados con la sexualidad y la familia. Y junto a ello, un problema añadido, la falta de vocación. Muchas parroquias extremeñas, sobre todo la de los pueblos, se están quedando sin sacerdotes, ya que las jubilaciones no están siendo ocupadas por curas jóvenes debido a que cada