Una botella de plástico necesita hasta 1.000 años para descomponerse. Aún así, se fabrica de forma intensiva sin ser reciclada correctamente. El plástico se ha convertido en el mayor catalizador del cambio climático. Algo similar sucede con el vidrio, los materiales electrónicos o los textiles: su producción masiva pone en riesgo la salud del planeta. La economía circular podría ser la solución.