Las calles de Túnez vivieron entusiastas manifestaciones de apoyo a la disolución del Parlamento y la expulsión del primer ministro. Les acusan de corrupción y de una gestión de la pandemia que ha costado la vida de miles de tunecinos. El presidente declaró que gobernará por decreto hasta que se recupere la estabilidad. El partido gobernante habla de golpe de estado.