Jair Bolsonaro aseguró al principio de la crisis que el coronavirus era una simple gripe. Insinuó, incluso, que los brasileños eran immunes a la enfermedad. La triste realidad es que Brasil es el país que más sufre el coronavirus en Latinoamérica y que el retraso en la reacción está afectando especialmente al estado de Amazonas y a la población indígena.