Falta de dinero, posibles elecciones adelantadas, nuevos proyectos para la transición energética congelados... Alemania tuvo tiempos mejores, pero ahora lucha por mantenerse en la carrera por la competitividad y sostenibilidad. La tercera economía del mundo tiene que reestructurar su presupuesto si quiere mantener su gran fama de pionera en la neutralidad climática.