Durante los años setenta, fue miembro de la conducción nacional de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) -brazo sindical de la tendencia revolucionaria del peronismo-. Sufrió la persecución política, por lo cual debió exiliarse, y el asesinato de su padre y su hermano. Luego de su regreso definitivo al país, continuó su militancia en el peronismo junto con aquellos dirigentes que criticaban fuertemente el neoliberalismo menemista. Desde entonces Chávez reparte su vida entre la escritura, la pasión política, la investigación histórica sobre el peronismo y la pintura.