Se trata de una forma diferente de cultivar, ideal para quienes no tienen una parcela de tierra disponible. Se utilizan cajones y macetones, y requiere la atención de los mismos principios fundamentales que una huerta orgánica tradicional: abonos, asociación y rotación de cultivos. Además, hay que prestar una atención especial a la humedad, a la temperatura y al riego.