Gieco abre su mundo para contarnos que, desde muy chico, sabía que su pasión era cantar, y que fue en un escenario donde lo bautizaron León. Su infancia, el desafío de radicarse en Buenos Aires y la profunda influencia que tuvo Bob Dylan en sus composiciones son algunos de los temas en los que profundiza en este viaje autobiográfico. También comparte la experiencia de “Solo le pido a Dios”, una canción que velozmente se convirtió en himno.