Cortázar afirma que no tuvo una infancia feliz; que estuvo signada por la Primera Guerra Mundial, el abandono de su padre, y por su fragilidad emocional y física. La literatura fue su refugio, la posibilidad de volar a un mundo fantástico de la mano de Julio Verne y Edgar Allan Poe. Ya adolescente, el descubrimiento de Opio, de Jean Cocteau,lo transportó a la vanguardia artística europea y cambio para siempre su modo de ver el mundo.