Como sucede con las demás artes, a partir de la década de 1920 la escultura inicia un proceso de renovación. Las búsquedas formales y el alejamiento del academicismo comienzan con la obra de Curatella Manes, Sibellino, Riganelli o Falcini para llegar, a mediados del siglo XX, a las originales soluciones de Líbero Badii.