Los primeros 100 años del país se recibieron en estado de sitio y en un clima que no pudo disimular el conflicto social. La prosperidad de la clase dirigente, la ola inmigratoria, la resistencia de los sectores populares, el diseño de una identidad nacional a medida y el ejercicio de la exclusión como política sistemática son los temas que Feinmann pone en jaque en este capítulo.