El domingo 30 de octubre de 1983 no fue un domingo más. Millones de argentinos habían esperado más de siete años para expresarse nuevamente en las urnas. Al terminar la jornada democrática, el candidato por la Unión Cívica Radical, Raúl Ricardo Alfonsín, asumía la enorme responsabilidad de conducir un país en el que la última dictadura militar había aniquilado cualquier vestigio de libertad. 1983 fue un momento de gran vértigo político; pero quedó grabado para siempre en la historia como el año en que los argentinos recuperamos nuestra democracia.