El 28 de junio de 1966, un levantamiento militar, autodenominado Revolución Argentina, destituyó al presidente Arturo Illia. Se impulsó de inmediato un modelo corporativista y desarrollista. Primero Juan Carlos Onganía y luego sus sucesores, Roberto M. Levingston y Alejandro A. Lanusse, implementaron un sistema basado en la represión y el disciplinamiento social. La Noche de los Bastones Largos, el asesinato del estudiante Gustavo Pampillón y la Masacre de Trelew fueron claros ejemplos de ese modo de actuar criminal. La fuerza del Cordobazo, el Rosariazo y otras manifestaciones populares condujeron al urgente llamado a elecciones sin la proscripción de partidos políticos. En 1973, Argentina recuperó su democracia con la asunción del presidente Héctor J. Cámpora.