Desde 1820 hasta la batalla de Caseros en 1852, la actividad militar era algo cotidiano. Con la guerra de la Triple Alianza, el Ejército necesitó modernizarse y una parte de la oficialidad se consolidó en línea con el Estado nacional, el cual pudo apoyarse en el Ejército para fortalecer su poder sobre las provincias y afianzar su territorio en la llamada Campaña del Desierto. La influencia del Ejército nacional se acrecentó.