La historieta argentina, como fenómeno de expresión artística original, comenzó una época de estancamiento a mediados de los años 60. Sin embargo, la antigua pero renovada editorial Columba no dejó de crecer en esos años. Sus publicaciones fueron muy populares, y sus revistas y personajes tuvieron una inmensa cantidad de lectores. Allí se encontraban los dibujos de Carlos Vogt y los guiones de Robin Wood: juntos trabajaron el género de la comedia, de manera magistral, como en Pepe Sánchez y Mi novia y yo.