Hacia el final de la guerra, ya se perfilaban ganadores y perdedores. El mapa de Europa se reconfiguraba tras la caída de los imperios, el auge de la revolución bolchevique y el tímido nacimiento del fascismo. En Argentina, los conflictos entre trabajadores y patrones terminarían desencadenando uno de los episodios más oscuros de nuestra historia: la Semana Trágica.