Todas las personas deberían tener acceso a agua potable y limpia todos los días. Sin embargo, en grandes zonas del planeta, el acceso al agua segura no es la regla, sino la excepción. Y los pronósticos para el futuro no son muy alentadores: el crecimiento demográfico, junto con los cambios que nos depara el clima, podrían impactar de forma negativa en la cantidad y calidad del agua.