Catalina de Sanctis supo, desde finales de los años noventa, que era hija de desaparecidos, por confesión de sus apropiadores, e intentó ocultarlo. Necesitó recorrer un largo proceso para abrir los ojos a la verdad y al fin sacarse una piel y ponerse otra, la suya. Acá estamos presenta relatos de quienes recuperaron su identidad luego de haber sido criados en el engaño. Además de mostrar la particularidad y complejidad de cada caso, el ciclo pretende estimular a aquellos cuatrocientos hombres y mujeres que continúan viviendo en la mentira para que se animen a dar el salto y puedan ser libres.